Es una intervención quirúrgica para reparar la piel de la cara y cuello marchita, arrugada y hundida que se produce por el paso del tiempo, por una dieta alimenticia pobre o también por tendencia hereditaria. Se realiza quitando el exceso de grasa, tensando los músculos principales, y rellenando la piel de la cara y cuello.

El cirujano plástico realiza unas incisiones sobre la línea del pelo, en las sienes, detrás del lóbulo de las orejas y en la zona baja del cuero cabelludo. Después extrae el tejido graso, estira la piel y, por último,
cose (sutura) las incisiones.

Durante 10 a 14 días el paciente nota hinchazón, tirantez, adormecimiento, hematomas, etc. La mayoría de las cicatrices se esconden en la línea del pelo y desaparecen después de meses.